La mitigación se entiende como el conjunto de obras e intervenciones físicas diseñadas para reducir los riesgos y proteger la integridad de las personas y sus bienes frente a fenómenos naturales o situaciones de vulnerabilidad estructural. Estas acciones incluyen la construcción de muros de contención, la protección de taludes, la instalación de anclajes y caissons, así como el uso de concreto lanzado para estabilizar terrenos inestables.
Además, la mitigación también abarca proyectos como la adecuación de canales, la construcción de jarillones para el control de caudales y la implementación de sistemas de drenaje pluvial que disminuyen el impacto de inundaciones y desbordamientos. En esencia, son soluciones técnicas que buscan anticiparse a los riesgos y garantizar un entorno más seguro y sostenible para comunidades, edificaciones e infraestructuras.
Las obras de mitigación cubren distintos frentes de intervención, siempre orientados a reducir la probabilidad o el impacto de eventos adversos:
Muros de contención para estabilizar suelos en pendientes pronunciadas.
Obras de protección de taludes mediante anclajes, caissons o concreto lanzado.
Jarillones y diques que controlan la fuerza y el caudal de ríos y quebradas.
Canales y drenajes pluviales que reducen riesgos de inundaciones urbanas.
Sistemas de estabilización para prevenir deslizamientos y erosión de terrenos.
La inversión en obras de mitigación no solo protege la infraestructura física, sino que también salva vidas y preserva el patrimonio económico y social de las comunidades. En entornos urbanos, la mitigación es esencial para el desarrollo de ciudades resilientes, donde los habitantes pueden convivir con fenómenos naturales sin que estos se conviertan en desastres. A nivel comunitario, permite mejorar la calidad de vida al reducir la exposición a amenazas como inundaciones, deslizamientos o colapsos estructurales. Empresas como BANOH impulsan este tipo de soluciones, aportando experiencia técnica y compromiso para garantizar la seguridad y confianza en los proyectos de construcción y mantenimiento urbano.
Más allá de la prevención de riesgos inmediatos, las obras de mitigación en Colombia se articulan con los objetivos de desarrollo sostenible mediante intervenciones estructurales específicas. La planificación y ejecución de estas obras civiles deben contemplar factores geotécnicos, hidráulicos y sísmicos, integrando soluciones constructivas que no solo reduzcan la vulnerabilidad estructural, sino que también respeten y protejan los ecosistemas locales.
Los proyectos de mitigación combinan infraestructura gris tradicional (muros de contención en concreto reforzado, caissons para cimentaciones profundas, sistemas de drenaje con alcantarillas y box culverts) con infraestructura verde (revegetalización con especies nativas, gaviones ecológicos, sistemas de bioingeniería para control de erosión). Estas intervenciones incluyen el reforzamiento estructural de edificaciones existentes mediante la instalación de vigas de amarre, columnas adicionales, placas de entrepiso reforzadas y sistemas de arriostramientos para mejorar la resistencia sísmica.
Así, las obras de mitigación se convierten en una estrategia integral de ingeniería civil que fortalece la resiliencia estructural y urbana, fomenta la adaptación mediante soluciones constructivas apropiadas para el territorio colombiano, y garantiza condiciones de seguridad estructural para las generaciones futuras. Con esta visión técnica integral, BANOH desarrolla proyectos de infraestructura que aportan valor sostenible, uniendo la excelencia en ingeniería civil con la responsabilidad social y ambiental.